La electrólisis percutánea intratisular en Arganda del Rey (EPI) y la electrólisis en seco son dos técnicas terapéuticas que se utilizan para tratar diversas lesiones musculoesqueléticas, pero presentan diferencias importantes en cuanto a su aplicación, mecanismo de acción y objetivos.

La EPI es una técnica que usamos en SGR Fisioterapia y que se basa en la aplicación de una corriente galvánica a través de una aguja fina insertada directamente en el tejido dañado. Esta corriente provoca una reacción química que destruye las células degeneradas, promoviendo así la reparación del tejido. La EPI se utiliza principalmente en el tratamiento de lesiones crónicas como tendinopatías, fibrosis musculares, y desgarros musculares. Uno de los aspectos más relevantes de la EPI es que permite actuar de manera precisa sobre el tejido lesionado, generando una respuesta inflamatoria controlada que desencadena el proceso de regeneración. La intervención se realiza con guía ecográfica para asegurar que la aguja se inserte en el lugar exacto del daño.

Por otro lado, la electrólisis en seco también implica el uso de una corriente eléctrica aplicada a través de una aguja, pero a diferencia de la electrólisis percutánea intratisular en Arganda del Rey, no se requiere una guía ecográfica ni se focaliza específicamente en las áreas de tejido dañado. La electrólisis en seco se utiliza para aliviar el dolor en áreas musculoesqueléticas afectadas, y aunque puede ayudar en la recuperación de ciertos tipos de lesiones, su mecanismo de acción es menos específico y no busca destruir tejido dañado, sino más bien modular la respuesta neuromuscular.